lunes, 4 de agosto de 2014

Nuestro trabajo familiar

Una noche de hogar para recordar!

Ahora que estamos embarcados en esta enorme responsabilidad de ser esposos y padres, y que como decía anoche en la noche de hogar : "esta etapa de nuestras vidas la quiero llamar TRABAJO, porque ambos estaremos desempeñándonos lo mejor que podamos en nuestras responsabilidades del trabajo $ y del hogar :)" Quiero conservar en nuestro blog, extractos de nuestra noche de hogar especial







 1.¿Y cual es nuestro TRABAJO?... La Familia: Una proclamación para el mundo
EL ESPOSO Y LA ESPOSA tienen la solemne responsabilidad de amarse y de cuidarse el uno al otro, así como a sus hijos. “…herencia de Jehová son los hijos” (Salmo 127:3). Los padres tienen el deber sagrado de criar a sus hijos con amor y rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, y de enseñarles a amarse y a servirse el uno al otro, a observar los mandamientos de Dios y a ser ciudadanos respetuosos de la ley dondequiera que vivan. Los esposos y las esposas, las madres y los padres, serán responsables ante Dios del cumplimiento de estas obligaciones.
Por designio divino, el padre debe presidir la familia con amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para su familia y de proporcionarle protección. La madre es principalmente responsable del cuidado de sus hijos. En estas sagradas responsabilidades, el padre y la madre, como compañeros iguales, están obligados a ayudarse el uno al otro.
2. Los párrafos que más nos gustaron del discurso : "El principio del Trabajo"

Es alarmante ver cómo el trabajo se va desvaneciendo como parte de nuestra base ética. Constantemente oímos a los jóvenes decir frases como: “Es muy difícil”, “Quiero hacer algo mas fácil”, “Lo quiero ahora”, “No quiero esperar tanto”. La desagradable enfermedad del ocio se esta expandiendo en forma epidémica entre nosotros; esta socavando la estructura básica de nuestras naciones. El profeta Ezequiel definió claramente a la iniquidad como la “abundancia de ociosidad” (Ezequiel 16:49).
Debemos recordar que lo que somos se lo debemos a nuestros antecesores, que no le tuvieron miedo al trabajo arduo y honrado. Ellos comprendieron que para subsistir era preciso trabajar con ahínco. Una de las cosas que todos los que logran el éxito tienen en común es que saben que para alcanzarlo hay que pagar el precio correspondiente. Un elemento básico en la fórmula para pagar el precio estipulado es la firme determinación que hace decir a la gente: “Me esforzare con integridad para lograr mi meta”.
El trabajo arduo es una bendición de Dios, y, para lograrlo, hay que esforzarse “con todo [nuestro] corazón, alma, mente y fuerza” (D. y C. 4:2). Y es precisamente ahí donde yace la diferencia entre la mediocridad y la excelencia.

Una de las cosas mas tristes para un presidente de misión es ver llegar al campo misional a élderes y a las hermanas que no han aprendido a laborar con ahínco. En uno de sus discursos en cuanto a la obra misional, el presidente Ezra Taft Benson nos dio una poderosa clave. El dijo: “Uno de los secretos mas grandes de la obra misional es trabajo. Si un misionero se esmera, recibirá la influencia del Espíritu; si recibe la influencia del Espíritu, enseñará por medio del Espíritu; y si enseña por medio del Espíritu, tocara el corazón de la gente y será feliz. Ese misionero no tendrá deseos de regresar a su hogar, ni se preocupara por su familia, porque dedicara con esmero todo su tiempo y todo su talento … a la obra misional. Trabajo, trabajo, trabajo -no hay un substituto satisfactorio para el trabajo, especialmente cuando se trata de la obra misional” (Misión de Texas San Antonio, 2 de marzo de 1986). (The Teachings of Ezra Taft Benson, Bookcraft, Salt Lake City, Utah, 1988, pág. 200.)

Esa es la clave, padres e instructores de futuros misioneros. Esa es la clave mis jóvenes amigos que se estén preparando para la misión o que estén ahora sirviendo en el campo misional. Si desean obtener buenos resultados, comiencen por lo mas básico: EL TRABAJO. 

Sin darnos cuenta, nos estamos convirtiendo en los expertos mundiales en cuanto a reuniones, a pensar, a planear y a organizar el trabajo, pero lo que necesitamos hacer es TRABAJAR. Mientras muchos están sentados diciendo y hasta gritando palabras pomposas cuyo efecto es marginal, siempre se encontraran diligentes trabajadores Santos de los Ultimos Días prestando servicio a su prójimo. A pesar de que muchos piensan lo contrario, el “sentarse” y “hablar” acerca de lo que se debe hacer nunca reemplazara al “trabajo en si”. Cuando acepten una asignación o se comprometan a trabajar para alguien, trabajen para ellos; la integridad con que desempeñen la tarea les acompañara por el resto de sus vidas. En cualquier quórum se sabe quienes son los que trabajan sobremanera, los que calladamente HACEN LO QUE HAYA QUE HACER. Mis jóvenes amigos del Sacerdocio Aarónico, hablen menos y hagan mas.
Estoy agradecido por mis padres, porque me enseñaron a trabajar. En nuestro hogar no teníamos otra alternativa; trabajar era un requisito.
Padres de Sión, enseñen a nuestros jóvenes la importancia del trabajo honrado porque no hay nada que lo substituya. Tengan cuidado de no estar enseñando a sus hijos a “calentar sillas”. De todo lo que cada uno de nosotros desea enseñar a nuestros hijos, recuerden que la base de todo es el trabajo arduo y honrado Jóvenes, aprendan la importancia del trabajo y trabajen.

2. El TRABAJO de dos es mejor que uno, y así mismo será el pago

"Mejor son dos que uno, porque tienen mejor paga por su trabajo.Porque si caen, el uno levantará a su compañero, pero, ¡ay del que está solo!, porque cuando caiga no habrá otro que lo levante" Eclesiastes 4:9-10 

3.Ahora es el TRABAJO y  en el futuro  vendrá la recompensa 

"Tus manos están ocupadas ahora; tu corazón estará rebosante más tarde" Hna Walker


4.Nuestro TRABAJO en el matrimonio y la crianza de nuestros hijos, hace parte de la obra del Señor, asi que:

“Recordad que esta obra no es únicamente nuestra; es la obra del Señor, y cuando estamos al servicio del Señor, tenemos derecho a recibir Su ayuda.” Pdte Thomas S. Monson!






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